domingo, 23 de mayo de 2010

"¡¡¡ El tamaño importa !!!"

"Nadie ama a su patria porque es grande, sino porque es suya."

Llevamos muchos años de historia, el conjunto de la sociedad, debatiendo sobre si "el tamaño importa". Una cuestión que a veces nos ha parecido trascendental, otras chistosa, algunas insignificante... pero siempre digna de comentarios, tertulias y debates, y hasta ha sido tema de fondo de multitud de tribunas, ensayos y demás vehículos de expresión hablada y escrita. Un asunto sobre el que algunos prefieren esconder su opinión, pensando que no es políticamente correcta, mientras que otros hacen de él bandera, en el convencimiento de que su aportación calma complejos y desequilibrios.

En cualquier caso, si el tamaño importa o no, seguirá siendo una de esas cuestiones históricas irresolubles, pendiente de las aportaciones -nunca definitivas- de los grandes generadores de opinión que siempre encontrarán batalla en aquellos osados que tengan a bien opinar en sentido contrario...

Pero... ¡un momento! Ahora que lo pienso, tal vez no haya centrado bien el tema y alguno de ustedes esté pensando en si importa o no el tamaño de... ¡sabe Dios qué! Se me ocurren tantas cosas...

Empecemos de nuevo...

Llevamos muchos años de historia, el conjunto de la sociedad, debatiendo sobre si el tamaño de un colectivo o grupo humano importa, en lo que se refiere al disfrute de derechos y a la consiguiente contrapartida de asunción de deberes u obligaciones. Casi todo en el universo es relativo y, supongo, cualquiera de ustedes podría poner cientos de ejemplos en los que el tamaño de un conjunto humano -o incluso su cualidad- aconsejaría variar las maneras de actuar en relación a él.

Pero, de lo que hablamos hoy es de derechos y obligaciones. Y, en este caso, creo que poca discusión podríamos ofrecer al respecto. Vivimos en un estado de derecho que nos garantiza la igualdad de trato entre individuos, al margen de nuestras diferencias personales. Tan importante es este precepto, que la propia "Constitución Española de 1978", en su artículo 14, establece que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

Ojalá que el Ministro Pepiño... perdón... que el Ministro D. José Blanco hubiese ido a la escuela el día en que explicaron a sus compañeros lo que este artículo de la Constitución quiere decir, y que su significado abarca otras muchas interpretaciones que no menciona explícitamente, como, por ejemplo, que nunca los ciudadanos de una determinada Comunidad Autónoma podrán quedar al margen de los beneficios que supone el reparto y distribución de las inversiones del Estado, por el mero y circunstancial hecho de que se trate de una Comunidad "demasiado pequeña" (tal vez le faltó precisar: "demasiado pequeña en el conjunto de los intereses electorales del PSOE"). Más aún, tal vez por tratarse Cantabria de una Comunidad pequeña, necesita -más que otras- inversiones en infraestructuras que permitan minimizar los desequilibrios territoriales que su tamaño y orografía le imponen. Pero, claro, se trata del Ministro Blanco... (a quien, en la foto de la derecha, se le ve pensando intensamente en lo que puede decir, o en lo que tiene que decir, o en lo que debe decir... ¡quién sabe en lo que una mente tan sutil puede estar pensando!)

El caso, es que a este Ministro "sí le importa el tamaño". Véase la prueba en la siguiente foto, en la cual, presume del tamaño de la inversión hecha por su ministerio en relación al PIB Nacional, "más grande -parece decir- que la de otros países". Oiga, ¡y sin despeinarse! ¿Para qué explicar la situación de partida comparada de España en relación a las infraestructuras de los países de nuestro entorno? ¿Y para qué explicar que el PIB de esos Estados supera al español en lo suficiente como para que con menor inversión relativa supere con creces a la nuestra, o suponga mayor inversión "per cápita" y, desde luego, tengan cubiertas sus necesidades en infraestructuras y puedan trasladar sus recursos financieros a dar satisfacción a otras necesidades? ¿Para qué explicar estas cuestiones que tanto nos costaría entender a los españoles?

Y, además, ocurre que Cantabria es "infinita" y este es un factor determinante que el Sr. Ministro no ha tenido en cuenta a la hora de resolver la ecuación que maneja de "a menor tamaño de la región, menos derechos para sus ciudadanos". Al Presidente Revilla, con tanto abrazo con olor a anchoas, se le pasó por alto esta sencilla explicación que, sin duda, hubiese convencido a los Sres. Zapatero y Blanco de la necesidad de dotar a Cantabria de un AVE en las mismas condiciones y plazos que a sus vecinas y competidoras Galicia, Asturias y País Vasco. Pero claro, ya se sabe que cuando hay confianza ciega -como la del Presidente Revilla hacia el Presidente Zapatero-, para qué molestar con detalles innecesarios... Lo malo es que después, cuando se rompe esa confianza, vienen las quejas y lamentaciones que, aunque no sirven para nada, te permiten quedar bien con tus paisanos (o, al menos, eso debe pensar el Sr. Revilla).

Por cierto, una duda: ¿será que el Presidente Revilla también, en ocasiones, opina que "el tamaño importa"? Al menos eso podría deducirse de la foto en la que, con gestos exagerados, airado y espero que arrepentido de no haber hecho bien su trabajo de reivindicación institucional en Madrid, comenta a los periodistas lo enfadado que está... tanto, que a lo mejor es capaz hasta de romper su Gobierno de coalición regionalsocialista (¿?).

Pero esa es ya otra historia de la que, seguro, hablaremos en los próximos días...

jueves, 25 de marzo de 2010

Un chollo "culinario" vasco...

"Todos los gobiernos mueren por la exageración de sus principios."

"En un país bien gobernado debe inspirar vergüenza la pobreza.
En un país mal gobernado debe inspirar vergüenza la riqueza."

Puede ser cuestión de mi simpatía personal por las "causas perdidas"; puede que por mi tendencia a recordar sucesos curiosos olvidados -y no es bueno- demasiado pronto; o tal vez, simplemente, porque algunos compañeros -pero amigos- agitan mi conciencia de "bloguero" novato y, sin embargo, algo perezoso. El caso, es que otro amigo me acaba de enviar un correo recordándome uno de esos curiosos acontecimientos que casi pasaron desapercibidos (pero que merecen ser recordados mil veces), y lo uno más lo otro, me da pie para contaros alguna cosilla...

Se trata de algo que, visto con buena intención, podría parecer simplemente una de esas exageraciones, impropias de una Administración Pública, pero que ocurren de vez en cuando para asombro de los ciudadanos. Eso, con buena intención. Pero, si nos tomamos la molestia de contextualizarlo adecuadamente en el espacio y en el tiempo (¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?), resulta difícil no opinar que se trata de una auténtica barbaridad -muy próxima al esperpento político- de inverosímil explicación por parte de quien administra el erario público y de imposible comprensión para la mayoría de ciudadanos -siempre habrá excepciones- que aportan sus impuestos con mucho esfuerzo, y todo ello en una España castigada por la "peor crisis económica de la historia reciente", como por fin, después de reiteradas negaciones, no tuvieron más remedio que reconocer el Presidente Zapatero y su Gobierno.

Los hechos:

El B.O.E. del 31 de octubre de 2009, publicó el "Real Decreto 1640/2009, de 30 de octubre, por el que se establecen las normas reguladoras de la subvención de concesión directa a la entidad Basque Culinary Center Fundazioa para la puesta en marcha del proyecto Basque Culinary Center". Así, literalmente. Un Real Decreto del Ministerio de Ciencia e Innovación, de Cristina Garmendía, que justifica una injustificable subvención de 7.000.000 de euros (¡7 millones de euros!) para el futuro "centro culinario vasco"...

Y, a esta cantidad, hay todavía que sumar otros 3 millones de euros que aporta el Gobierno vasco, 1 millón de euros más de la Diputación Foral de Guipúzcoa, y los terrenos cedidos gratuitamente por el Ayuntamiento de San Sebastián. En total, más de 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas) que todos los ciudadanos españoles hemos aportado de nuestros bolsillos -sin que nadie nos preguntase-, para poner en marcha un proyecto ideado y fundado por un grupo de afamados y muy influyentes cocineros vascos (Subijana, Arguiñano, Arzak, Aduriz, Berasategui, Atxa y Arbelaiz), y por la "Cooperativa Mondragón Unibertsitatea" (Universidad de Mondragón), perteneciente a la "Corporación Mondragón" (Eroski, Fagor, Caja Laboral, etc.). Eso sí, ninguno de ellos arriesga un sólo euro en tan noble proyecto. Para eso ya estamos los contribuyentes españoles...

Infografía (políticamente correcta) extraída de la
página web del "Basque Culinary Center"

Pero, además de la barbaridad que este dislate significa en los tiempos de profunda crisis económica en los que vivimos, y de la más que opinable necesidad de un centro de estas características financiado con dinero público, resulta de lo más curioso leer las "forzadas" argumentaciones del Real Decreto para justificar este "tinglado" ideado por los pobres cocineros vascos y la Corporación Mondragón.

En efecto, las gongorianas florituras literarias de las que el redactor del texto legal ha tenido que echar mano para ingeniar una argumentación dudosamente persuasiva ("excusatio non petita, accusatio manifesta"), hacen pensar más en un texto muy poco creíble, fruto de la necesidad impuesta, que en la razonable argumentación del legislador que está convencido de lo que hace y dice. Recomiendo al lector que "gaste" unos minutos de su tiempo en leer esta "joyita" de Real Decreto, para comprobar con qué floridas palabras se gasta el dinero de sus impuestos el Ministerio de Ciencia e Innovación.

A todo esto, que ya es bastante para desconfiar de la oportunidad y del interés general del proyecto, hay todavía que añadir alguna perla. Así, la subvención de 7 millones de euros se otorga por el procedimiento excepcional de "concesión directa", o sea, sin ser tenidos en cuenta algunos de los principios que consagra la legislación vigente en materia de subvenciones (Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones), como son la "publicidad, transparencia, concurrencia, objetividad, igualdad, no discriminación, eficacia y eficiencia". Y todo ello, según el Real Decreto, "por su carácter singular -sin duda- y por concurrir razones de interés público, social y económico -más que dudosas- que dificultan su convocatoria pública".

Y, por si fuera poco, el importe de la subvención se pagará "en el ejercicio presupuestario 2009, por anticipado y sin necesidad de constituir garantía", no vaya a ser que pongamos alguna chinita en el camino de tan loable iniciativa culinaria vasca... Eso sí, continúa diciendo el decreto, la subvención se concederá "previa aceptación del beneficiario". ¿Qué se apuestan a que el beneficiario acepta la subvención?

miércoles, 3 de marzo de 2010

Revilla y el urogallo premonitorio...

"El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar
mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar
después por qué fue que no ocurrió lo que él predijo."

Con un poco de imaginación o aplicando nuestras propias experiencias y las de nuestros amigos y allegados, seguro que podríamos ir desgranando todo un tratado sobre los diversos tipos de regalos que podemos hacer o recibir. Así, podríamos hablar del significado de los regalos caros; de aquellos que simplemente son feos; de los que se hacen sin pensar en el receptor; de los que pueden confundir al destinatario; de los que se hacen pensando más en quien los hace que en quien los recibe; de los que realmente agradan; de los regalos interesados; también de los "interesantes"... En fin, todo un mundo el de los regalos...

Qué duda cabe: saber elegir bien un regalo es signo de distinción y cortesía, pero también de oportunidad. Sí, de oportunidad. Ese don del que si carecemos, podemos ser tildados de patanes. ¿Se imaginan a alguien regalando una estilográfica a un analfabeto?

En otras ocasiones, hay regalos -premonitorios- de los que nos recordamos con posterioridad porque, por alguna razón impensada inicialmente, adquieren un significado posterior no pretendido. Se dice que a Napoleón le obsequiaron en cierta ocasión con una pintura de la isla de Santa Elena. ¡Que ya hay que tener mala leche!

Todo esto "viene a cuento" porque, en los últimos días, me ha venido a la memoria el regalo que el Presidente Revilla le hizo no hace mucho tiempo al también Presidente Zapatero (les prometo no hablar ni una sola palabra de anchoas del Cantábrico llegadas en taxi a "La Moncloa"). Se trataba de una lámina de nuestro querido artista Pedro Sobrado, representando un bello "Tetrao urogallus cantabricus" (vamos,  lo que viene a ser un "urogallo"). En aquella reunión, el Presidente Revilla fue a tratar con el Presidente de España varios temas pero, como reconoció a la salida del encuentro, dedicaron más de la mitad de la reunión a hablar de "viejos temas pendientes de Cantabria, como son las deudas que tiene esta Comunidad en materia de infraestructuras: el Tren de Alta Velocidad o la autovía Dos Mares". Por cierto, que el Presidente Zapatero "reafirmó su respaldo a ambos proyectos" (¡qué peligro!).

¿Y qué tendrá que ver -se preguntarán ustedes- el urogallo de Revilla (entiéndase el urogallo regalado por Revilla) con Zapatero, el AVE y la autovía Dos Mares?

¡Ah! Aquí es donde tengo que reconocer la trastada que me ha jugado en estos días mi malvada "memoria selectiva". ¿Han caído ustedes en la cuenta de que el urogallo es "un ave que no vuela" y que además está "en peligro de extinción"? ¿Y no les parece auténticamente premonitorio mezclar al urogallo con el AVE (que tampoco vuela para Cantabria) y con la autovía Dos Mares (que también está en peligro de extinción)? Ya les digo: trastadas de la memoria...

El que se tiene que estar partiendo de la risa es el Ministro de Fomento D. José Blanco...

Desde luego, y vistas así las cosas, ojalá el Presidente Revilla hubiese estado más afortunado con el regalo elegido para la ocasión. Y ojalá, también, hubiese sido mucho más firme -con permiso de la Sra. Gorostiaga- en sus reivindicaciones en favor de Cantabria y de los cántabros... ¡Una pena!

Video del inolvidable momento:

Descarada interpretación libre del mismo momento:

viernes, 26 de febrero de 2010

¡Qué falta de "agudeza"!... la del Sr. Agudo...

"Hay momentos en la vida de todo político, en que
lo mejor que puede hacer es no despegar los labios."

"No me hago ilusiones respecto al uso que se hará de los
derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo."

Uno de los episodios más sorprendentes que he tenido ocasión de presenciar en los últimos tiempos, en esto que llamamos política, y visto desde mi condición de ciudadano más que como parlamentario en Cantabria, tuvo como protagonista al Consejero de Economía y Hacienda de nuestra Comunidad, D. Ángel Agudo.

Ocurrió hace ya algunos meses, pero creo que, por su naturaleza, es un suceso intemporal -que vale la pena ser recordado mil veces- en cuanto que nos habla de la naturaleza de algunos políticos, de su peculiar manera de pensar y de la peligrosa visión patrimonialista que tienen de aquello que los ciudadanos les han prestado sólo temporalmente.

Con una total falta de "agudeza" -indigna de su propio nombre-, a nuestro ínclito Consejero no le tembló la voz -supongo que tampoco el pulso- en una de sus "facilonas" apariciones en prensa, cuando pronunció una de las mayores barbaridades que yo he escuchado de un político. Y digo "facilonas", porque no es un político valiente capaz de convocar a los medios de comunicación para trasladar a los ciudadanos las malas noticias. Para eso "usa" a sus subordinados. Sin embargo, no duda en aparecer ante esos mismos medios cuando de lo que se trata es de comunicar algo que cree favorable a sus intereses políticos.

Pues bien, el caso es que en una de sus más gloriosas intervenciones, y en respuesta a las demandas de información del Grupo Parlamentario Popular sobre los gastos de las muchas empresas públicas de ese opaco entramado que él mismo ha diseñado, no dudó en afirmar que "quien quiera conocer los gastos en empresas públicas, que gane las elecciones". ¡Han leído ustedes bien! El Sr. Consejero afirmó, en un auténtico alarde de prepotencia salvaje, que para poder conocer, analizar y controlar los gastos hechos con el dinero público -que es propiedad de todos los ciudadanos-, hay que ganar las elecciones...


La afirmación, desde luego, merece algunas reflexiones.

En primer lugar, el Sr. Agudo debería haber caído en la cuenta, antes de soltar tal burrada (perdón, quise decir disparate), que quien le exigía esa información -el Partido Popular-, no sólo ha ganado las últimas elecciones, sino que las lleva ganando ininterrumpidamente, en Cantabria, los últimos 16 años (desde 1994). ¿Se le pasaría tal vez por alto este detalle? ¡Qué despistado el Sr. Consejero!

Al hilo de lo anterior, también es pertinente recordar que precisamente él y su partido (el PSOE) fueron los menos votados en esas elecciones, o que llevan varios lustros sin ganar unos comicios en Cantabria (y a decir de los sondeos, la cosa les va aún peor para las próximas).

Pero, tal vez lo más lamentable, lo tremendo del caso, sea constatar la falta de convicciones democráticas que esas palabras esconden. Un gestor público no hace sino administrar los recursos de los ciudadanos y, por tanto, es a ellos a quienes tiene que rendir cuentas con meridiana claridad. Sin embargo su frase deja sentado, bien a las claras, que no está dispuesto a hacerlo, que no trasladará esa información a los representantes legítimos de los ciudadanos, que no son otros que los diputados del Parlamento de Cantabria.

Tal vez, lo que le ocurre al Sr. Consejero, D. Ángel Agudo, es que piensa como su colega la ex-Ministra de Cultura (¡de Cultura!), Dña. Carmen Calvo. ¿Recuerdan? Aquella que tampoco dudó al afirmar: “estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie".

En fin, dos frases para olvidar... ¡No! Dos frases para recordar quiénes nos gobiernan... a veces...

viernes, 19 de febrero de 2010

De la Política y de "los políticos"...

"Creo que en la política ya sé diferenciar entre los
pecados de los hombres y la limpieza de las ideas."

"El mayor castigo para quienes no se interesan por la política,
es que serán gobernados por personas que sí se interesan."

¿Quién, en España, no ha asistido en más de una ocasión a una conversación en la que el núcleo central de la misma era una despiadada crítica dirigida hacia "los políticos"? ¿Y quién en alguna de esas ocasiones no se ha mostrado de acuerdo con esa crítica?

Es muy difícil no compartir alguna de las censuras que regularmente van dirigidas contra "los políticos", sus dichos, sus actos o sus omisiones. En unas ocasiones poniendo en tela de juicio sus aptitudes. En otras, sus comportamientos, bien hablemos de episodios relacionados con corrupción, o con actitudes poco presentables en cuanto a sus certidumbres democráticas, o tal vez concernientes a su moralidad en asuntos de especial sensibilidad.

En cualquier caso, también es cierto que hablar de "los políticos", como si de una casta maligna se tratase, no deja de ser más que una estúpida generalización sólo equiparable a aquellas que afirman que "todos los hombres son felices viendo fútbol con una cerveza en la mano", o que "las mujeres sólo se realizan cuando van de compras".

Pero, lo peor del caso, es que esas opiniones, aplicadas injustamente a la generalidad de "los políticos", desprestigian no sólo a aquellos que pudieran ser merecedores de reprobación, sino a muchos otros -indiscutiblemente la mayoría- que se aplican en hacer las cosas lo mejor que saben y pueden y, por extensión, también se desprestigia a la Política (así, con mayúsculas) entendida como una actividad imprescindible para la buena administración de los intereses de los ciudadanos y como cauce de participación de los mismos en el devenir de la sociedad.

Es necesario -incluso por higiene colectiva- que nos acostumbremos a entender la Política como una tarea noble y honorable, incluso a pesar de quienes la profanan con sus pecados, pero en la que las ideas limpias siempre acaban por abrirse camino. Y aquellos que abominan de la Política escudándose en el mal comportamiento de unos pocos políticos, atiendan al pensamiento de Arnold J. Toynbee, tomen interés por la Política y así evitarán a "los políticos" interesados...

Yo, por mi parte, reniego de quienes se sirven de la Política. Pero también de quienes la desprecian.

viernes, 12 de febrero de 2010

¿Por qué "CINEMA PARADISO"?

Hagas lo que hagas, ¡ámalo!. Como hiciste
con la cabina del Cinema Paradiso…"

"Verás Salvatore, tarde o temprano llega un momento en el que
hablar o estar callado, es algo parecido. Por eso permanezco callado..."

(Alfredo a Salvatore. "Cinema Paradiso")

En primer lugar, tengo que comenzar la impredecible vida de este BLOG, diciendo que ni éste es un blog de cine (como pudiera sugerir su título), ni yo tengo especiales conocimientos sobre este arte como para aleccionar a nadie, y ni tan siquiera para opinar de él con suficiente criterio.

Tampoco quiere ser un blog de política, ni de sociedad, ni de deportes, ni de viajes, ni de filosofía, ni de... o tal vez de todo ello un poco. Ya veremos... En fin, que no pretendo convertirlo, si me es posible, en panfleto ni monografía de ninguna materia concreta (¿lo conseguiré?). Por tanto -y por eliminación-, me gustaría que fuese un "lugar" (sin adjetivos) en el que poder reflexionar -o simplemente comentar- sobre cualquier asunto que me resulte de interés en un momento dado y, si alguien lo considera oportuno, recibir a cambio sus opiniones.

Pero, si no es un blog de cine, ¿por qué "CINEMA PARADISO"?

Ésta es una excepcional película de 1988, dirigida por Giuseppe Tornatore, que mereció importantes premios. El "Óscar a la mejor película en lengua no inglesa", el "Globo de Oro" en la misma categoría o el "Premio Especial del Jurado" del Festival de Cine de Cannes, fueron algunos de estos reconocimientos. Mención especial merece, igualmente, la magistral banda sonora compuesta por Ennio Morricone y que, salvo opinión mejor fundada, supone uno de los trabajos musicales más bellos hechos para el "séptimo arte". Esta película no sería la misma, ni despertaría los mismos sentimientos empañados de nostalgia y melancolía -que pretendía su director- sin la particular aportación de esta banda sonora inolvidable.

En la cinta se narra la historia de Salvatore, a quien llaman "Totó", que cuando es un niño consigue que el viejo proyectista del único cine del pueblo -Alfredo- le enseñe todo lo que sabe sobre su profesión y sobre su pasión, el cine, y a través de él, sobre el mundo y la vida. La vida mostrada desde la bondadosa sabiduría de Alfredo y aprendida a través de los ojos de un niño con ansias de observar y absorber todo lo que ve y escucha. En definitiva, una mirada limpia capaz de ver dentro y fuera de uno mismo, para así poder aprender en ese largo camino, que es la vida, y que sólo satisface a quienes aman lo que hacen...

Si fuésemos como Alfredo o como Salvatore...

Es por esto -para mi es suficiente-, por lo que este blog se llamará "CINEMA PARADISO"...

Tema principal de "Cinema Paradiso":